29 de octubre de 2010

Acerca del rio que suena sin llevar agua

Gente que se empeña en emular a sus ídolos sin pararse a pensar por qué hacen las cosas.

Elogias el éxito
Tú, que aspirabas a la honradez
Ahora insistes en hacernos ver
El lado decrépito


No luce un diamante
Si no se proyecta la luz del sol
Yo no llamo arte
A lo que es obrado sin pasión


Afilado léxico de corte elegante
Desmerecido afán por cuidar las formas
Exceso coqueteo para hacer gala de clase


Y querrás hacerte llamar artista
Maltratando cuando creas, al corazón
Tú, que de la lírica eres sofista


Eludiré cualquier comparación contigo
Porque yo de no sentir, miento
Considera tu frialdad un castigo
Porque yo cuando siento, vivo


¿Quieres conocer a un hombre o a una mujer? Dale poder.

20 de octubre de 2010

Cuando las sombras son mayoría

Quién más, quién menos es capaz de distinguir etapas más amargas que otras en el cauce de su vida. Algunas se deshacen en la memoria cual pastilla efervescente y otras se quedan ancladas en la retina indefinidamente.
A mi me gusta remover entre la mierda, para que puedan salir las plantas con más fuerza.


Piel quemada, heridas que van más allá
De la tortura física, del daño material
Rutinas diarias alimentando la frustración
Despertares que intensifican el dolor
Lecciones de vida, desdichas constantes
Levantarse por mucho que el corazón sangre
Viviendo sin miedo para poder morir fuerte
Adaptar la supervivencia como deporte ecuestre
Te tiemblan las piernas, te lloran los ojos
No sabes que no puedes patinar en el lodo
Que rechaza, que ignora, que mata, que calla
Que mañana te puedan dar vida otras alas




Curioso es, creer que vamos sobrados, cuando no llegamos ni por asomo.

13 de octubre de 2010

Tiempos, vida, decisiones. (Parte I)

Toda persona, por su condición de ser racional y de integrante de una sociedad está sujeto a sufrir cambios en las sensaciones que experimenta a lo largo de toda su vida. Dicha vida se compone de días, y en cualquiera de ellos, la sucesión de emociones puede ser tan versátil que llegue al punto de conseguir desestabilizarnos.
Que nadie piense que este cambio depende exclusivamente del desarrollo de la convivencia con el resto de seres de la comunidad, pues no sería sino síntoma de dependencia; incorrecta, insana y alarmante.

Nuestro estado de ánimo viene influenciado por un análisis, que en ocasiones y en parte realizamos involuntariamente, de nuestra vida, desgajada en lo pasado, lo presente y lo futuro.
Las experiencias pasadas pueden suponer una bombona de oxígeno cuando los músculos de la boca se sienten incapaces de ponerse en marcha para esbozar una sonrisa o en un lastre, una espina clavada que imposibilita que prosigamos en la labor de nuestra existencia, la de trazar nuestro propio camino.
Una misma experiencia puede ser, a cuenta de la lectura que se realice de la misma, la bombona de oxígeno en un determinado momento, y la espina clavada en otro posterior.
¿Quién no ha amado alguna vez a una persona que posteriormente ha odiado y viceversa? E incluso, más de una vez entre sol y sol. ¿Quién no ha conservado un recuerdo amargo de una relación de trágico fin que posteriormente ha contribuido a su enriquecimiento como persona?

No se puede cambiar el pasado, pero si realizar interpretaciones de él que distan tanto entre ellas que podamos llegar a sentir que lo que vivimos, fue una historia bien diferente. Ésta interpretación debe ser siempre en pos de atesorar un ramillete de experiencias lo más constructivas posibles, lo más que nuestra mente alcance a forjar. Ésto es, los hechos del pasado mutan en función de las condiciones presentes. No se puede establecer una regla que explique la correspondencia entre el momento actual y la interpretación del anterior. Por ejemplo, el estar atravesando una mala racha (desencadenada por problemas sentimentales, laborales, familiares...) puede motivar que veamos un determinado recuerdo como un comodín para sentirnos seguros pensando algo cómo “ya he vivido ésto antes, y sé que se puede salir” o bien, en el otro extremo, pueda acarrear que nos hundamos más en el lodo de nuestra desgracia si nos invade un terrible “oh no, de nuevo esta pesadilla”

Al igual que el presente puede hacer temblar los cimientos donde se asienta el pasado, esa interpretación del mismo va a influenciar en las acciones que realicemos en el presente inmediato o a corto plazo. Queramos o no, en mayor o menos medida. Cualquiera que sea el reto que se nos presente va a ser asociado por nuestra mente de forma automática a uno ya superado. Que lo hiciéramos triunfando o fracasando va a condicionar nuestra acción a ejecutar. Se establece por tanto una relación de INFLUENCIA RECÍPROCA. Nuestro pasado condiciona la formación del presente a la vez que este presente moldea la lectura del pasado.
¿Cuál debe ser nuestra postura si afirmamos dicha relación? No siendo tarea fácil, crear un debate en nuestro fuero interno por seccionar el pasado. No dejar que nuestro recuerdo se vea manchado por detalles que en su momento aparentaban que tendrían mayor repercusión de la que realmente tuvieron. Analizar el pasado tan escrupulosamente como la memoria nos permita, y formar un mural con todos los hechos que de verdad han dejado marca en nuestra trayectoria.
Por supuesto, tan esencial como lo anterior, es conocer el presente. Tanto como podamos, debemos controlar todas las variantes que haya a nuestro alcance y rehuir de tomar decisiones en caliente para garantizarnos una decisión fiable, no garantiza que sea acertada, pero certifica que será la que hayamos tomado ajustándonos lo máximo posible a nuestros medios.

Sólo una buena interpretación del pasado nos acerca a una experiencia nítida, sólo un conocimiento amplio de la realidad puede llevarnos al acierto a la hora de tomar decisiones.

11 de octubre de 2010

Continuación

Como bien comento en la última entrada de mi anterior blog, a partir de ahora queda inactivo y será aquí dónde todo sea publicado.


Por si le es a alguien de interés, éste es el link al blog anterior: http://elimpactodelsilencio.blogspot.es/


Y para no dejarlo con una simple entrada aclarativa, un texto de propina:


Ayer soñé que moría el amor
Despertaba y no cambió nada
Todo venía y al momento todo se esfumaba
Ni las flores conocían su propio olor
Yo jugaba a enredarme con los detalles
Yo perdía y yo sólo también me levantaba
Yo mismo, firmaba mis condenas y mis salves
Y no temía a las voces que sentía lejanas
Firmaba cartas que nunca enviaba
Narraba historias que jamas sucedían
Cuando podía me iba por las ramas
Y vivía de las rentas de la melancolía
Y ahora, que estoy tan vivo
No me conformo con lo que escribo
Ahora, que creo estar vivo
Intento redefinir la palabra amigo
Ahora, que me siento muerto
He dejado de frecuentar este desierto

Periódicos en democracia, pistolas en dictadura.