18 de enero de 2011

Escasamente inflamable.

Que tú sí, que yo no
Que esa sobremesa de sueños
Está cerrada hasta nuevo aviso
Porque la traición ha hecho la comunión
Y en tal acto,
Mi pupila se dilata así como
Si se tratase de su primer parto
Las manos coleccionan arañazos
Del intenso roce con el esparto
Mañana, serán cicatrices
A las que veré asistir,
A hombres que no saben pedir perdón
y pierden el ritmo de su diapasón
Expertos en dar como respuesta un no
A los lamentos sepultados 
Por la primavera de la codicia
Atropellados por el tren de las confesiones
Que no llegaron en su momento
Por un cuerpo que se antoja fuerte
De alma débil como el helecho




"Pareciera, en efecto, que las masas se equivocan y los individuos siempre tienen razón." Boris Vian.